lunes, 30 de enero de 2012

Dona nobis pacem

Uno de los mayores placeres de este mundo es conectar con lo sublime gracias a la música, ese regalo que, según los antiguos, procede de las esferas celestiales. A todos nos parece un bien apetecible y deseable, quizás por su armonía y concierto interno. Tiene, en este sentido, muchas similitudes con el concepto de paz y de equilibrio. Bueno, al margen de esta disquisición, os traemos esta hermosa melodía del Dona nobis pacem -''Danos, Señor, la paz''- que, a ser posible, hay que escucharla en el seno sonoro de una catedral.


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